martes, 10 de abril de 2012

Capítulo 17 ¡Sorpresa!

Ivamos caminando con el perro parecia ser que era una hembra pero me daba cosa mirarle fuimos a una tienda para comprar un lazo grande y una caja con papel de regalo a su medida para poder meterlo dentro cuando llegásemos a casa. Pasamos por muchas tiendas de ropa, me gustaron quería comprarme ropa pero con el perrito de las narices no podriamos entrar, otro dia entrariamos comprarme ropa. Llegamos a mi casa, metimos el perro, su cadena y comida en la caja la tapamos y le pusimos el lazo, entramos y estaba mi madre allí, esperando y mi hermano estaba junto a ella.
Óscar me cogió de la mano y fuimos todos al salón, mi madre fue a la cocina abrió la nevera y sacó una tarta que había comprado unas oras antes de haber entrado nosotros.
Al cabo del rato, cuando mi madre puso las velas y todo, tocaron al timbre fuimos a abrir, eran la madre de Óscar, su padre y su hermana, Carolina traía en las manos una bolsa con un regalo dentro. Detrás de ellos estaba mi padre, vestido con traje negro camisa con los dos botones desabrochados, mi padre es el hombre de treinta y tantos años que va bien vestido pero a su estilo, es moreno, con ojos verdes, delgado, fuerte y buena persona, cualquiera podía confiar en él.
Subió arriba se cambio, se puso algo más informal.
Estabamos todos y empezamos a cartarle:
-Cumpleaños feliiz, cumpleaños feliiz, te deseamos todosss, cumpleaños felizzzz, bieeen!!!.-cantamos todos a la vez.
Mi padre le compró un ordenador portátil nuevo ya que siempre se peleaba mucho conmigo porque no se lo dejaba, los padres de Óscar y su hermana le compraron un bañador negro con rayas blancas y dos camisetas una de invierno y otra de verano.
-Bueno, que y el vuestro, ¿dónde está?.-dijo mi hermano mirándonos a mi madre y a mí.
-Mira que eres grosero, ¿y si ahora no te hemos comprado nada?.-dije despeinándolo y escondiéndome detrás de Óscar.
-Anda ve al pasillo, lo hemos dejado allí es una caja con un lazo gigante, cógela y traetela al salón.-dijo mi madre sentándose en el sofá.
Fue al pasillo y regresó con la caja en las manos. Se puso de rodillas en el suelo pra poder abrirla y....
TÁCHAAAAAAAAAAAN! una preciosa perrita blanca con las orejas negras estaba metida en la caja, salió de la caja se echó encima de mi hermano y empezó a darle lametazos en la mejilla. Todos empezamos a reirnos, al rato Mario reaccionó, se sentó en el suelo y cogió a la perrita:
-La llamaré...mmmm no se me ocurre ningún nombre..., ¿Decís algún nombre por favor? esque no se me ocurre nada...-dijo levantándose del suelo.
-Sora.-dijo la hermana de Óscar.
-A mí me gusta.-dijimos todos a la vez.
-Vale pues se llamará Sora.-dijo Mario y sonreimos todos.
-Óscar, ven un momento.-le dije al oído.
Fuimos al pasillo y nos pusimos a hablar. Él aceptó a lo que le dije.
Él se fue con sus padres y yo con los mios, ambos le dijimos que llamaran a Carolina y a Mario que se habían ido al jardín a jugar un rato.
Cuando vinieron empezamos a hablar :
-Mamá, papá, tenemos que deciros algo.-dijimos los dos a la vez.
-¿Se lo dices tú?¿O se lo digo yo?.-dijo Óscar mirándome.
-Diceselo tú, ami me da vergüenza...-dije bajando el tono de voz.
-Vale, yo se lo digo.-dijo quitando su mirada de la mía y poniéndola en los ojos de mis padres y los suyos.
-Estamos saliendo juntos desde hace 4 días....-dijo alejando la mirada y dirigiéndola hacia el suelo.
-Ya lo sabiamos, se os nota cantidad con tanto roce, juegos y eso de que te coge la mano no es muy normal en una persona que se lleva muy bien con otra , no se hace vamos.-dijo  mi madre y la madre de Óscar riéndose a carcajadas.
-¿Lo sabiais?, ¡¿para eso nos habeis hecho pasar la vergüenza más grande de nuestra vida!?.-gritamos los dos a la vez.

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